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Se utiliza la corteza, las hojas y su fruto, la aceituna u oliva. La corteza y las hojas tiene excelentes efectos curativos: aumentan la cantidad de orina, ejercen una acción favorable sobre las funciones del hígado y regularizan el funcionamiento intestinal. Las hojas normalizan la presión el acido úrico y son excelentes para enfermedades reumáticas, gota, lumbago, ciática, entre otras. Quitan la fiebre y están indicadas en arterioesclerosis, diabetes, angina de pecho y piedras en el riñón. Dosis 20 gramos de hojas o de corteza por litro. Las hojas se preparan en infusión y la corteza en cocimiento. Se toman 3 tazas al día. La oliva o aceituna estimula la secreción de ácidos gástricos y favorece la digestión. Los que sufren de congestión del pecho y los tísicos les conviene comer muchas aceitunas. Para quemaduras utilizar la pulpa machacada de las aceitunas frescas sobre un trapo limpio. En caso grave de congestiones cerebrales usar enemas de aceitunas negras hervidas por una hora después de filtrar. Tanto la hoja de olivo, como la aceituna, el aceite y sus derivados, se esfuerzan por limpiar, fortalecer, sanar y embellecer nuestra vida y nuestro cuerpo. Sin embargo, el aceite para freír pierde sus cualidades, es difícil de digerir, aumenta la acidez del estomago perjudica el hígado. Se recomienda usar aceite crudo y no freírlo.
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